Ya empieza el invierno y con esto las lluvias y tormentas, ¿cuántos de sus peludos se asustan con las tormentas?, la verdad es que son muchos. Para comenzar debemos saber qué es el miedo. Éste es definido como una respuesta emocional que se produce como consecuencia de un peligro real o percibido; es una respuesta normal, adaptativa y proporcional al estímulo, cuya funcionalidad es proteger al animal de un posible daño (Blackwell et al., 2013). Para que el miedo sea adaptativo debe aparecer en situaciones realmente peligrosas, si la respuesta de miedo es desproporcionada, ya sea en duración, intensidad o en ambas, comenzamos a hablar de una fobia. La respuesta fóbica no es normal ni adaptativa y supone un problema para el bienestar del animal.
La fobia más frecuente en animales es a los ruidos fuertes tales como los truenos o fuegos artificiales. Es importante recalcar que las fobias son procesos incrementales, es decir responden a mecanismos de sensibilización, por lo que la respuesta del animal frente al estímulo que desencadena la fobia cuando se presenta de forma repetida va a generar una respuesta cada vez más intensa, o sea no responde a un proceso de habituación normal (García-Morato et al., 2016).
¿Qué factores influyen en la expresión de los miedos?
- Historia filogenética de la especie. Quiere decir miedos innatos producto de estímulos atemorizantes innatos, aversivos e incondicionados, o sea no necesitan que haya un aprendizaje de por medio.
- Genética del individuo. El miedo es uno de los caracteres de comportamiento donde la genética juega un papel importante (alta heredabilidad), sin embargo nunca debemos olvidar los factores ambientales y el temperamento del individuo.
- Etapas tempranas del desarrollo. El entorno perinatal del cachorro puede tener un impacto permanente sobre su conducta adulta. El estrés materno o el estrés post natal pueden modificar la reactividad de un animal (importancia de las perritas que son buenas o malas madres, las buenas madres tienden a lamer más a sus cachorros por tanto tendrán mayor estimulación y mayor capacidad de responder al estrés, hijos de malas madres tienen mayor posibilidad de ser estresados porque no regulan bien sus niveles de estrés).
- Socialización. Es el periodo más importante en la vida de un cachorro (3-12 semanas) puede determinar su comportamiento durante su vida, por lo tanto animales que no hayan sido expuestos a diferentes estímulos en este periodo o que hayan tenido un contacto muy limitado con otros animales tienen mayor probabilidad de desarrollar miedo a dichos estímulos.
- Experiencias negativas en la edad adulta. Si un perro sufre una experiencia negativa de adulto puede que desde ese momento su comportamiento cambie y sea un perro temeroso.
(García-Morato, 2016; Sánchez-Salcedo et al, 2017).
Ahora bien, como comentábamos anteriormente, las fobias suponen una respuesta de miedo intensa, no adaptativa y desproporcionada, las cuales tienen implicados los siguientes factores:
- Responden a procesos de sensibilización, por lo tanto la repetición del estímulo provoca un aumento en la respuesta cada vez más intensa.
- La fobia a ruidos, como las tormentas, se caracteriza por la falta de previsibilidad de estos estímulos, ya que aparecen de forma puntual o continuada y durante uno o varios días.
- El evento fóbico generalmente se constituye de una configuración de estímulos (estímulos compuestos), no es un evento único y aislado, por ejemplo: un día de tormenta viene acompañado generalmente de un día nublado, lluvia, viento, entre otros. Entonces un perro que al comienzo solo temía a los ruidos de la tormenta (truenos), ahora también teme a los días nublados, la lluvia, y etc, ya que ha asociado estos eventos con la llegada del estímulo que temía en un comienzo (truenos).
- Ineficacia de respuesta conductual para afrontar el estimulo que le genera miedo, ya que no consigue resolver la situación ni escapar por completo de la situación aversiva.
(Garcia-Morato et al., 2016)
Todos estos factores contribuyen en mayor o menor medida a que el tratamiento de estos casos sea especialmente complicado.
Para saber si tu peludo tiene miedo debes observar alguno o varios de estos signos clínicos:
- Dilatación pupilar
- Mirada desviada
- Salivación
- Lamido de belfos
- Temblores
- Jadeos
- Taquicardia
- Postura defensiva (revisar articulo del blog https://www.hundshop.cl/blogs/news/comportamiento-social-del-perro)
- Intentos de escapar o esconderse
- Micción y/o defecación
- Paralización
- Vaciamiento de sacos anales
(Sherman y Mills, 2008; Amat et al., 2016)
Con respecto al tratamiento:
Básicamente disponemos de dos opciones, las terapias paliativas y las curativas. Las primeras tienen como objetivo atenuar los síntomas en momentos concretos (Ej: durante la tormenta) y el segundo, tiene como objetivo erradicar la respuesta de miedo.
Las técnicas de tratamiento entonces, como vemos en la imagen, se basan en una desensibilización y contracondicionamiento clásico. Se trata de exponer al animal a niveles bajos del estimulo que genera miedo mientras lo asociamos a un estímulo positivo (comida, cariño, juegos o juguetes), el nivel del estímulo se va aumentando progresivamente y siempre y cuando el perro se haya mostrado tranquilo en la sesión anterior. Podemos también usar con feromonas del perro y fármacos que ayudarán al perro en su aprendizaje, los fármacos no son una solución única, siempre deben usarse junto al resto de las pautas de modificación conductual. Creación de una zona segura (se debe crear con tiempo y positivar) (Alvarez R, 2019).
Entonces amigos a poner importante cuidado y atención a sus peludos para poder determinar si sufre de miedo o ya más bien de una fobia. Si encuentran algunos de los signos clínicos mencionados, lo importante es darles mucha contención y apoyo en el momento del acontecimiento atemorizante y llamar a un especialista para que los ayude a implementar el tratamiento adecuado para su peludo y así mejorar su calidad de vida y bienestar.
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Post por @petandwellness